sábado, 23 de octubre de 2010

Spinoza en la caverna



Los escépticos tenemos la tendencia a deleitarnos desacreditando lo que nos parecen tonterías. Resulta divertido darse cuenta del razonamiento falaz propio y ajeno, pero no es ésa la cuestión. Como pensadores críticos y escépticos tenemos que ir más allá de las meras respuestas emocionales, porque comprendiendo por qué nos equivocamos, por qué estamos sometidos al control social y a las influencias culturales, podemos mejorar nuestra comprensión del funcionamiento del mundo.

En el siglo XVII, el filósofo holandés Baruch Spinoza lo dijo mejor: "[...] me he esmerado en no ridiculizar ni lamentar ni detestar las acciones humanas, sino en entenderlas. Y por eso he contemplado los afectos humanos, como son el amor, el odio, la ira, la envidia, la gloria, la misericordia y las demás afecciones de la mente, no como vicios de la naturaleza humana, sino como propiedades que le pertenecen como el calor, el frio, la tempestad, el trueno y otras cosas por el estilo a la naturaleza del aire. Pues aunque todas estas cosas nos son incómodas, también tienen causas bien determinadas, mediante las cuales intentamos comprender su naturaleza"

Spinoza tenía muy claro que la naturaleza humana no controla al hombre mediante la razón, sino por el deseo y por todo apetito que le determine a actuar y mediante el cual se esfuerce por conservarse.

Son estas reflexiones las que guiarán la siguiente seríe de entradas en el blog, dedicados a las falacias lógicas, los sesgos y prejuicios cognitivos, los problemas del pensamiento científico y la filosofía de la ciencia, aunque no necesariamente por ese orden.


EL MITO DE LA CAVERNA

Este mito es una introducción a modo de justificación ética de por qué la existencia de este glob... digo blog.

Una alegoría, del griego allegorein «hablar figuradamente», es una figura literaria o tema artístico que pretende representar una idea abstracta valiéndose de formas humanas, animales o de objetos cotidianos. Así, una mujer ciega con una balanza es alegoría de la justicia, y un esqueleto provisto de guadaña es alegoría de la muerte.

Platón describió en su alegoría de la caverna una vivienda cavernosa, en la cual se en­cuentran un grupo de hombres, prisioneros desde su nacimiento por cadenas que les sujetan el cuello y las piernas de forma que únicamente pueden mirar hacia la pared del fondo de la caverna sin poder nunca girar la cabeza.

Justo detrás de ellos, se encuentra un muro con un pasillo y, seguidamente y por orden de cercanía respecto de los hombres, una hoguera y la entrada de la cueva que da al mundo, a la naturaleza.

Por el pasillo del muro circulan hombres portando todo tipo de objetos cuyas sombras, gracias a la iluminación de la hoguera, se proyectan en la pared que los prisioneros pueden ver. Estos hombres encadenados no pueden considerar otra cosa verdadera que las sombras de los objetos.


Debido a las circunstancias de su prisión se hallan condenados en tomar únicamente por ciertas todas y cada una de las sombras proyectadas ya que no pueden conocer nadade lo que acontece a sus espaldas. Continúa la narración contando cómo uno de estos hombres es liberado y obligado a volverse hacia la luz de la hoguera, contemplando, de este modo, una nueva realidad.

Una realidad más profunda y completa ya que ésta es causa y fundamento de la primera que está compuesta sólo de apariencias sensibles. Una vez que ha asumido el hombre esta nueva situación, es obligado nuevamente a encaminarse hacia fuera de la caverna a través de una áspera y escarpada subida, apreciando una nueva realidad exterior (hombres, árboles, lagos, astros, etc. identificados con el mundo inteligible) fundamento de las anteriores realidades, para que a continuación vuelva a ser obligado a ver directamente "el Sol y lo que le es propio", metáfora que encarna la idea de Bien.

La alegoría acaba al hacer entrar, de nuevo, al prisionero al interior de la caverna para que retome su lugar en ella y dando cuenta de cómo se reirían de él sus antiguos compañeros por su ascensión hacia el conocimiento. El motivo de la burla sería afirmar que sus ojos se han estropeado al verse ahora cegado por el paso de la claridad del Sol a la oscuridad de la cueva.



Fuentes:

Ética demostrada según el orden geométrico, Baruch Spinoza. (1677)
Alegoría de la caverna, Wikipedia
Video: Bruno Gómez, IES Besaya de Torrelavega (Cantabria).


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