viernes, 8 de octubre de 2010

Me parece fatal


Estar eternamente en guardia es el precio que hay que pagar por nuestra libertad.

El juicio de valor es el juicio de lo correcto o errado de algo, basado en un conjunto o sistema particular de valores. Es por tanto, una declaración subjetiva puesto que dentro de un sistema de valores se declara verdadero algo que puede ser falso en otro.

Lo que no cambia es la voluntad que hay detrás de todo juicio de valor: la de poder o "Wille zur Macht" que decía Nietzsche.

Cuando un sujeto afirma que algo es incorrecto, forzosamente lo hace de manera subjetiva, pero también forzosamente lo hace buscando su propio beneficio.

El ser humano es un primate jerárquico, y al igual que el resto de los seres vivos, no sólo se encuentra motivado por la mera necesidad de mantenerse vivo. En realidad, tiene una gran necesidad de ejercer y utilizar el poder para crecer y expandir su fortaleza y posiblemente para someter otras voluntades en el proceso. Nietzsche veía la voluntad de vivir como secundaría de una primaria voluntad de poder.

Hay por tanto, grabada en toda norma, una voluntad de poder de alguien sobre otro o de un grupo sobre otro grupo de personas. Esa voluntad de poder puede disfrazarse de aparente beneficio común, ya sea la idea de Justicia; o de beneficio individual, póngase por caso a la esposa “asesorando vehementemente” al marido.

Ejemplos de sentencias que se emplean habitualmente para intentar sojuzgar a un sujeto con el sistema de valores de otro, son:

"No debes pensar eso. Está mal"

"Me parece mal lo que has hecho"

"No me parece normal"

"Esto esta mal porque lo digo yo"

"Esto siempre se ha hecho de tal forma; hazlo así"

"Lo que debiste hacer, fue...."

"¿Por qué lo hiciste así?

"Si me hubieses consultado primero"

"Si dijiste eso antes, ¿por qué no lo sostienes ahora?"

"Tú tienes la culpa"

Sucede frecuentemente que el sistema de valores varía de manera aleatoria y lo que hoy parece ser bueno, mañana resulta ser nefasto. Eso conduce a la víctima a un estado de indefensión aún mayor. Y no existe eso que llama un esclavo bien adaptado.

A nadie le sirven en bandeja la libertad, así que ante la evidencia de que la vida es un campo de minas donde todos desean gobernar una parte de nuestra existencia para satisfacer su ansia de poder, parece prudente reflexionar acerca de la máxima de Epícteto que reza "Ningún hombre es libre si no es dueño de si mismo" añadiendo ahora, "y de su sistema de valores".

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El vídeo que acompaña a esta reflexión es una reunión de tribus organizada por el gobierno de Papúa Nueva Guinea. Dichas tribus viven aisladas debido a la dispersión y complicada orografía de las islas. La mayoría hablan dialectos diferentes, jamás han tenido contacto entre ellos y tienen por tanto, sistemas de valores totalmente distintos. ¿Quién se atrevería a ponerse como juez entre todas esas tribus, decidir qué cosas de las que hacen están bien o mal y convencer a todas y cada una de ellas? ¿Con qué argumentos les convenceríamos?


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